Tritonio y Serena
En un pequeño imperio del norte de Hispania, donde habitaban la paz, la tranquilidad o la humildad entre otras cosas, tiene lugar esta historia.
Runo gobernaba este imperio. Él tenía una buena relación con un joven llamado Flavio, al que le prometió que cuando muriera le correspondería su puesto, ya que no tenía descendencia.
Flavio, impaciente, fue arrastrado por la avaricia y las ganas de ser un emperador y obtener toda la riqueza del imperio leonés.
Pasados unos meses Flavio decidió adelantar su proclamación. Entonces contrató a un hombre para matar a Runo, jurándole que le daría una gran recompensa cuando fuera su líder. El joven aceptó: le mataría en la noche clavándole un puñal en el corazón.
Cuando todo esto sucedió, se cumplió lo que Runo había dicho y Flavio consiguió su propósito. Después, la avaricia le llevó a intentar conquistar tierras a su alrededor, consiguiendo así más riqueza. Pero contraatacó uno de los pueblos más poderosos que consiguió destrozar al imperio leonés.
Había tantas muertes, violencia y desfase que cuando Júpiter bajó a la Tierra transformado en una paloma para supervisar el reino, se sorprendió por todas las atrocidades que llegó a ver.
Júpiter, al ver esto, decidió pedir ayuda a Neptuno, el dios del mar. Se reunieron e idearon un escarmiento para las personas que formaron tal masacre. Así, decidieron inundar el imperio, para que todo aquello quedara en el olvido.
A unos kilómetros de allí se refugiaron en una cueva una pareja de supervivientes, Serena y Tritonio.
Las aguas que habían dejado inexistente el imperio estaban hechizadas por una maldición: “Quien toque estas aguas de cintura para abajo se convertirá en una extraña criatura”.
Un día, Serena se fue a bañar en un lago mientras cantaba una preciosa melodía con una voz extraordinaria. Mientras tanto, Tritonio se fue a lavar una herida que tenía en la rodilla. En cuanto entraron en contacto con el agua, ambos sintieron una escalofriante sensación en su cuerpo; sus piernas se estaban quedando dormidas y sentían como si alguien estuviera clavando clavos en sus pies. Agacharon la mirada y vieron como algo tenebroso les estaba sucediendo. Se cayeron al suelo inconscientes. Cuando despertaron ya estaban transformados: Tritonio tenía rabo y cuatro patas y Serena una cola que parecía la prolongación de un animal acuático.
Se quedaron consternados al ver lo que había sucedido. Decidieron avanzar como pudieran y encontraron unas escrituras en las que leyeron: “La Tierra no está preparada para la libertad, id al mar y sed libres”.
Se lanzaron al lago y vieron como sus narices expulsaban burbujas, podían respirar bajo el agua. Nadaron hasta una cueva donde encontraron un enorme pasadizo que les llevó hacia el mar, donde conocieron a más seres extraños.
Ahora, cada vez que un barco surca esas aguas, Serena intenta llamarles para sus ocupantes sean libres como ellos. Por su parte, la paloma se convirtió en el símbolo de la paz por el acto de bondad que realizó Júpiter. Y también por eso al mar lo podemos ver como algo libre.
Natalia Vega Sierra y Cristian Sánchez